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lunes, 18 de abril de 2016

Tinte gris: Mi experiencia con muchas fotos

 

Mi nota es ''puta mierda'' (toma spoiler)

Así. Tajante. Un desastre de color. El peor que he intentado llevar (se me nota resentida ¿verdad? jajaja) Es un culo-veo-culo-quiero que después te haces tú con toda la ilusión de la vida y resulta que es el puñetero santo grial de los colores; no hay uno igual que otro y es más cambiante que el humor de una embarazada. Y lo que es conseguirlo y mantenerlo en casa ¡es que ya es imposible!

La primera experiencia ya fue cuestionable (si no la has visto pásate por esta entrada), pero pensaba que habría sido culpa mía por ser una impaciente y no haber empezado con una buena base. Así que decidí volver a probar pero esta vez lo haría como toca, ¡por el bien del blog! Para poder explicarlo paso a paso y opinar con más contundencia.



Fase 1: Renovación de pelos

Lo primero fue un corte para sanear el cabello. Como me lo había decolorado tantas veces para quitar el turquesa estaba muy pajizo. Y para tener cuatro pelos muertos prefiero no tener nada, así que ¡corte al canto!





Fase 2: Decoloración

La única complicación era que tenía restos de tinte permanente negro desde hacía unos cinco meses, aunque prácticamente ya no quedaba nada. Además, la raíz natural de unos cuatro o cinco centímetros y las puntas con restos de turquesa. Con semejante cacao de colores y porosidades diferentes en el pelo decidí que lo más sensato era ir a la peluquería. 


Después de la primera decoloración éste era el resultado. Aquí se pueden diferenciar perfectamente los tres tonos diferentes (raíz natural, tinte permanente y tinte turquesa):




Como el color no era uniforme porque casi no había aclarado en la parte del tinte negro, me decoloraron unas tres veces con un producto que no estropea la fibra capilar durante el proceso, lo que te permite hacer varias decoloraciones el mismo día.
Quizás conozcas el producto por Olaplex, Ecoplex, etc. Cada marca tiene su nombre. A mí en concreto me pusieron Juntiox y la verdad es que la diferencia con una deco normal es abismal.
Así salí el primer día después de tres decos y matizador para quitar el amarillo pollito:



Tres semanas después volví para retocar algunas manchas, raíces y para aclarar aún más el rubio:




Yo. Tres semanas de rubia por el mundo. Hacía siglos que no me veía con un tono tan normal, pero estaba emperrada en hacerlo bien y tener la base perfecta para acoger a mi querido gris... y al final tampoco me costó tanto acostumbrarme al rubio.
De todas maneras, aún me quedaron algunas manchas naranjas escondiditas.




Fase 3: Aplicación del gris parte 1

¡Y el día llegó! Después de casi dos meses de preparación, por fin le iba a dar una segunda oportunidad. 
Volví a investigar sobre el tinte que había comprado, por si había algo nuevo en Youtube y vi este vídeo (en inglés) que quizás te ayudará a decidirte por cuál tienes que comprar, ya que compara diferentes marcas en un mismo plano, con la misma luz y sobre el mismo tono de extensiones. Así no hay ninguna duda de si el color cambia con la luz (ya hablaremos de esto más adelante, porque telita con el tema de la luz) o si no sabes apreciar si una marca es más clara que otra.



Maldita suerte la mía porque ya tenía el gris de Adore y resulta que en el vídeo advierten que es muy azul. Así que para corregir eso, lo que hice fue diluirlo con un poco de acondicionador y así rebajar el pigmento.


Como ves en la foto, el más oscuro es sacado directamente del bote y el de abajo es  ya diluído más o menos 3/1:

Me lo apliqué sobre el cabello limpio y húmedo (como dice en las instrucciones) y así como lo iba aplicando ya notaba que algo fallaba. Las partes donde tenía un rubio más platino me estaban cogiendo el tono azul muchísimo más rápido que las demás zonas. Esta foto es a los 5 min de llevarlo puesto:


 Lo dejé actuar durante 15 min. La zona de las patillas y las puntas eran muy azules, mientras que la raíz o algunas zonas más naranjas habían cogido un tono más verdoso. Así quedó una vez lavado y seco:



Lo mejor es que, al hacerme las fotos para ir pasándole el parte a mi novio que estaba en el salón, ¡el color se veía bien! El efecto de la luz ya me empezó a rayar bastante.... En algunas se veía plateado (como en ésta de abajo) y en muy pocas se veía como realmente era (con las manchas que se ven en la foto de arriba con el pelo mojado, pero un poquito más claras):

 

 

Fase 4: Aplicación del gris parte 2

Estaba buscando un gris más saturado así que inmediatamente después de hacerme las fotos me volví a poner otra vez el tinte, pero esta vez sin diluir.
Sabía que corría el riesgo de que las patillas y demás zonas claras quedaran aún más azules, pero me daba una pereza tremenda seccionar el cabello para ir haciendo remiendos en las manchas... Visto desde una perspectiva profesional, habría sido mejor poner sólo el tinte puro en las partes más oscuras.
Aquí puedes ver que efectivamente la raíz casi no teñía, mientras que algunas zonas eran azules y los medios (ahora sí) ¡eran grises!



Una vez seco, el gris había mejorado considerablemente, peeeero... tenía bastante azul aunque la cámara de mi móvil se emperrara en demostrarme lo contrario. ¿Ves? Se ve muy uniforme:



La cosa estaba en que dependiendo de donde estuviera, la luz lo cambiaba todo. Aquí estoy en la cama, con las sábanas blancas de fondo se puede distinguir que es un gris con pequeños reflejos azulados/violetas:

 

A la mañana siguiente me hice un par de fotos y me volí loca jugando con el balance de blancos para que se viera exactamente como se veía en persona. Hete aquí la foto en cuestión:


Era rarísimo que no me cogiera prácticamente nada ni la raíz ni en la parte de atrás. Aunque sospecho que éste popurrí de colorines es debido a la porosidad del cabello:
- Donde era más poroso (más blanco y decolorado quizá en exceso) cogió mucho más el azul.
- Donde la porosidad era baja (como en las raíces con sólo una decoloración y las manchas naranjas que no conseguimos quitar) casi no se notaba nada a parte de un ligero tono verdoso.
- Y, lógicamente, donde la porosidad era óptima, el gris quedó perfecto. 

Te dejo algunas fotos más con diferente luz para que puedas ver que en realidad era azul (puede que no tan exagerado, pero definitivamente se veía):




¿No querías gris? ¡Pues ale! jajaja Lo mejor de todo es que me encantaba ver las fotos donde quedaba un gris perfecto como éstas del mismo día:


 

 

Fase 5: Perfeccionando el tono

Algo tenía que hacer, así que por la noche decidí lavar el pelo con un champú fuerte tipo anticaspa (vaaale, os seré ultrasincera, me lo lavé con fregaplatos jajaja, es que soy de pueblo) para quitar al máximo el azul. Me lavé tres veces y después apliqué una mascarilla super hidratante. Aquí las fotos por la noche:


Ains...qué bonito se ve aquí... :(

 


Y éstas son de por la mañana:





Bueno, perfecto no estaba, pero era taaaaan guay ver el color a través de la cámara del móvil :___)






Fase 6: Conclusiones y consejos

Mi conclusión es que el color no vale la pena. Es verdad que posiblemente no elegí el mejor tinte, o que quizás mi base aún no estaba del todo preparada por esas manchas, pero... seamos sinceros. ¿Quién tiene una base perfectamente uniforme y en el tono de rubio perfecto para que le quede gris y no cualquier otro color?
- Ve a la peluquería, si son buenos coloristas, podrán saber el matizador con el tono exacto dependiendo el color que te haya quedado con la decoloración. Si es más amarillo o más naranja tendrán que poner diferentes.
- Prepárate para una mini crisis de identidad mientras intentas conseguir la base porque lleva mucho trabajo y mucha paciencia.
- Olvídate de tener un gris perfecto. El pelo se ensucia y hay que lavarlo, el rubio acaba saliendo por partes y no dejas de mirar esas zonas que no son perfectas.
- Ahora, cuando miro fotos de chicas con el pelo gris, me autoconvenzo de que es su cámara que lo hace parecer perfecto. Porque eso pasa.

Yo no lo volveré a intentar. Me rindo... De todas maneras, sigo viendo las fotos donde el gris se ve bien y me encantan jaja Soy un caso perdido.


En fin... mi noviazgo con el gris duró literalmente dos días. Me teñí el pelo un jueves por la noche y el domingo por la mañana ya me cansé de ver manchas verdosas y azules y acabé decolorandome durante cinco minutos con una deco muy flojita (20 vol). Es que el mismo domingo me teñí de rosa pastel y ahora soy una princesota. Pero eso os lo contaré en el próximo post ;)




¡Gracias por leer!
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miércoles, 27 de agosto de 2014

DIY Cartel marquesina

Seguro que has visto más de una vez esos carteles antiguos como los de circo o los de cabaret. O algún tutorial en inglés donde alguien los hace desde cero con cuatro cartones y unas luces que aquí, en España, son difíciles de encontrar o valen una pasta.
Yo quería un cartel de esos, pero no quería pagar (ni trabajar) más de la cuenta.

Te voy a enseñar cómo he hecho mi cartel. Fácil y por menos de 50€.




Primero, tenía claro que no iba a hacer yo misma las letras.
Para que queden bien y con aspecto profesional se necesitan unos conocimientos mínimos de dibujo técnico, unas buenas herramientas y habilidad quirúrgica con el cúter.
Yo no tengo nada de eso, así que compré las letras que necesitaba en Amazon y me dejé de tonterías.
Te voy a dejar el enlace dónde las compré (recuerda que ahorrarás en gastos de envío comprando a un sólo vendedor). Para encontrarlas, escribe ''letter'' en el recuadro donde dice ''Search for other products from this seller:''

Las que elegí miden 20,5 cm y cuestan unos 2'20€ (1'74 libras) cada una. Además compré también un bote de purpurina negra de 110g que me costó unos 5,85€ (4'66 libras).

Recomiendo que antes de comprar en Amazon, te acerques a una tienda de arte que tengas cerca, muchas veces creemos que lo que venden en internet es más barato pero no contamos con los portes y la mayoría de las veces lo tienes más cerca y más barato, pero no te das cuenta. Además, ¡hay que apoyar a los negocios locales!

En mi caso, no encontré ni letras tan grandes ni purpurina negra a un precio razonable. Tenía que comprar botes pequeños y se me disparaba el precio.
Me llegaron más o menos en una semana y en perfecto estado. Muy bien embalado todo.

¡Ya estamos listos para empezar!

Necesitas:
- Las letras que quieras para tu cartel
- Pintura acrílica tipo tempera
- Un pincel
- Purpurina
- Cola blanca
- Un lienzo de la medida que necesites para que quepan tus letras (asegúrate de que tenga profundidad).
- Luces de navidad (las mías son de los chinos y me costaron 3'75€)
- Una bolsa de plástico
- Cúter y tijeras
- Celo o cinta americana
- Una regla
- Paciencia :)

1. 
Empecemos por pintar las letras. Yo lo hice con un pincel y con unos acrílicos que tenía en casa muertos de risa.
Diluye la témpera con agua para que sea más fluida y más fácil de aplicar. No hace falta que queden perfectas, porque luego las vamos a cubrir con purpurina, pero yo quise asegurarme dando dos capas para que no quedaran aguas. El papel maché con el que están echas las letras absorbe bastante y, cuando se seca pueden quedar zonas que no estén bien cubiertas.



2.
Una vez que se haya secado la pintura por completo, cúbrelas enteras con cola blanca, también diluida en un poquito de agua -más o menos 3 partes de cola por una de agua- y pon cara triste por creer que estás destrozando tus letras. No te preocupes, la cola queda transparente cuando se seca.



3.
Con la cola aún húmeda, mete la letra en la bolsa de plástico -con cuidado que no se pegue mucho en los bordes- y tira purpurina dentro. Bastante... ¡como si la regalaran!.
Sacude la bolsa para que la purpurina llegue a todos los rincones y saca la letra para que se seque.



4.
Aquí tuve un punto de inflexión. Quería dar otra capa de cola blanca encima para sellar la purpurina y que mi casa y básicamente, yo entera, no pareciéramos salidas de un cuento de hadas, pero hice una prueba en un trocito de cartón -por suerte- y vi que la cola encima de la purpurina le quitaba todo el brillo, así que descarté la idea (si se te ocurre algo para sellarla, estaré más que agradecida si comentas).


5.
Con un cúter corta la parte de atrás. ¡Asegúrate bien que no estés cortando el frente o tendrás letras al revés!. Ten cuidado con tus manos, el cartón está bastante duro y se te puede escapar.
Yo he dejado algunos espacios sin cortar para poder tener una base y pegar después la letra al lienzo.



6.
La parte más complicada puede que sea ésta: Los agujeros para pasar las luces.
Si eres como yo y te agobias midiendo, dividiendo y calculando, te bastará con hacerlo un poco a ojo... así que sólo debes tener en cuenta que no te queden dos luces muy juntas y que estén más o menos centradas y alineadas en la letra.
Te puede ayudar pegar trocitos de celo antes de hacer los agujeros para ver si quedan más o menos repartidos y agujerear luego con la punta de las tijeras antes de quitar el celo.
No te emociones con las tijeras o las luces no se aguantarán. Más vale hacerlo pequeño y tener que agrandarlo luego.
Si te equivocas con la distribución de alguno, como hice yo, sólo pégale un trozo de cinta aislante por la parte de dentro para que no salga la luz y se note. Por la parte de fuera casi no se verá si no es muy grande.



7.
Prepara el lienzo en el suelo y coloca las letras encima ¡pero no las pegues todavía!, sólo vamos a marcar. Como te he dicho, me agobio calculando distancias (nadie tiene tiempo para eso), así que sólo medí la distancia desde el borde de abajo del lienzo hasta el principio de la letra para que, al menos, estuvieran alineadas. La distancia entre letras es totalmente aleatoria. Marqué sólo el borde superior porque, como va a estar colgado en la pared, no se verá la marca de lápiz. Si lo haces desde abajo puede que se vea.



8.
Corta algunos rectángulos en el lienzo (¡pequeñitos! o el lienzo perderá tensión y se te caerá). Serán los orificios de entrada y salida de la tira de luces. Asegúrate de que los cortas en una zona donde quede cubierta por alguna letra.


9.
 Desenreda las luces de navidad para poder manejarlas mejor. Inevitablemente, algunas luces tendrán que quedar dentro de las letras, pero si las separas de esta manera, podrás colocarlas en los agujeros sin desperdiciar demasiadas.


10.
¡A meter lucecitas! (lo digo emocionada pero mi novio y yo acabamos hasta los mismísimos).
¡Ah! Y comprueba antes de empezar dónde quieres el enchufe. No vaya a ser que, cuando lo tengas todo hecho, maldigas este tutorial por no habértelo dicho :P
Yo quería el enchufe en la parte izquierda, así que empecé por la derecha, es decir, por la última letra.
Mete las luces desde detrás del lienzo por el rectangulito que has hecho y forma como una U con el cable (que entre, cuelgue lo suficiente como para llenar la letra y luego salga otra vez).
Ahora ve metiéndolas en cada hueco y letra por letra hasta el final.





11.
Pega un trozo de cinta/celo para sujetar los cables y que no se escapen de su sitio.



12.
 Ajusta la tira de luces desde atrás para que las letras queden pegadas al lienzo y asegúralas por la parte de delante con cola blanca (o Pattex, como en mi caso).




¡LISTO!

Espero que te haya gustado.
Si intentas hacerlo en casa te aseguro que no es tan difícil como parece. Además, es tan versátil que puedes usarlo como quieras y con cualquier palabra. Nosotros vamos a ponerlo en nuestro estudio y ¡nos encanta saber que lo hemos hecho con nuestras manitas!
^_^
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