Foto: Tumblr
Hace exactamente 1.893 días que no fumo. Es decir, 5 años, dos meses y seis días (Es que la aplicación del QuitNow es tan genial poniéndotelo en días, cual condena carcelaria...)
Mi historia con el tabaco imagino que empieza con mi padre, él es fumador y su padre también.
Cuando cumplió 13 años, mi abuelo le dio un cigarrillo y le dijo ''ahora ya eres un hombre, ya puedes fumar''. A día de hoy no puedo imaginarme a mi padre sin el olor de carajillo de whisky y del humo de un cigarro.
Recuerdo cuando era pequeña que daba igual si estabas en un bar, en una casa o en el coche. A nadie le importaba si había niños antes de encenderse un cigarrillo y nadie miraba mal a los fumadores por ello.
Mi madre hizo todos los intentos para que él dejara de fumar, pero solo consiguió que echara el humo por la chimenea para no ahogarnos en casa o que abriera las ventanillas del coche.
Un día -yo no lo recuerdo- dije ''¡Cuando yo sea mayor no fumaré nunca!''. Claro que no fue así o el título de este artículo sería diferente.
Yo tenía 11 años cuando mi hermana mayor empezó a fumar a escondidas. Todos nos dimos cuenta porque esto es muy difícil de esconder. Recuerdo cuando venía alguna amiga suya y se encerraban en su habitación, el olor en su ropa, en su pelo...
A los 13 años empecé el instituto y, claro, tenía que aparentar ser mayor... Mi hermana me había estado contando las novatadas que se hacían (meterte la cabeza en el váter, ducharte, pintarte con permanente...) y ¡no podía permitir que me vieran como una niñata! así que durante el verano, me dediqué a ''aprender'' a fumar.
Le cogía un par de cigarros a mi padre, me juntaba con mis amigas y nos pasábamos la tarde aprendiendo a tragarnos el humo. Yo decía que sabía, pero en realidad lo aguantaba en la boca -¿quien no lo ha hecho?-
Todas flipaban que no tosiera y me sentía como la más guay, pero sabía que tarde o temprano me pillarían, así que, un día, cuando llegué a casa, busqué algún cigarrillo para ensayar, pero no había nada. Subí a la habitación de mi hermana y rebusqué en el cenicero... había una colilla a medias -era lo único que tenía-.
Me puse delante de un espejo y me tragué el humo. Sorprendentemente, ¡no tosí! pero ejem...empecé con todo el glamour posible... Con una colilla apestosa jaja.
A partir de ahí, todo fue normal. Fumaba a escondidas en casa pero con la cabeza bien alta en el instituto, echaba insecticida en la habitación porque creía que cantaba menos que un ambientador, cogía cajetillas del cartón de tabaco de mi padre hasta que me atreví a comprarlo yo sola... en fin, lo típico.
Yo me sentía así
Foto: Victoria Van Violence
pero ahora pienso que debía ser algo más parecido a esto
Foto: Frieke Janssens
Para que te hagas una idea, le dije a mis padres que fumaba en nuestro viaje a Disneyland París. Qué vergüenza... Aunque fue bastante natural todo: Mi padre dijo que se iba a comprar tabaco y le dije que comprara uno para mí también. Por supuesto, me miró con cara muy seria y me dijo ''No te voy a decir que no fumes porque yo lo hago, pero si pudiera volver atrás y no haber empezado, lo haría''. (Nota: al final no me lo compró...cachis...)
A los 14 tuve mi primer novio y descubrí la marihuana. Los años que siguen están algo borrosos..jajaja. Sólo recuerdo algunos momentos en concreto. La mayor parte del día estaba medio apollardada por el THC y tanto me daba chicha que limonada mientras me hiciera pasar un buen rato. Para mí, fumar porros era algo social. Pocas veces fumaba a solas y, si lo hacía era para inspirarme antes de hacer un dibujo o antes de escribir algo si las musas tardaban en aparecer.
Si quedaba con los amigos sabía que, cuando llegara a casa, tendría que decir que esos ojos rojos eran porque me daba el viento yendo en moto. Unas gotas de colirio y listo.
Parece increíble que lograra sacarme todas las asignaturas en esos años, todavía me sorprendo a mi misma.
A los 18 me saqué el carné de conducir y ahí acabo mi relación con los porros y, de rebote, casi con el alcohol -seguí bebiendo, pero mucho menos-. No obstante, no abandoné el tabaco. Por eso se me hizo más fácil dejar de fumar porros.
Empecé con Marlboro, luego me pasé al Chesterfield, después al Marlboro light, Camel, y por último Lucky Strike... qué recuerdos.
Normalmente al día me fumaba entre 10-15 cigarrillos, a excepción del fin de semana que podía llegar al paquete/paquete y medio si salía por la noche.
A los 19 años me independicé y me fui a la universidad. Todo era nuevo, tuve una adaptación un poco extraña y no me sentía segura conmigo misma ni estaba segura de lo que hacía allí. El año siguiente conocí a mi pareja actual y todo cambió...
Desde siempre, todos los chicos con los que había estado, fumaban o habían fumado, pero él no. Él nunca ha fumado aún teniendo a sus dos padres -su padre ya no lo es- y algunos de sus amigos, fumadores. Me pareció un caso casi extraterrestre, pero me hizo pensar que posiblemente era eso lo que le hacía destacar entre todos nosotros. Se hacía muy raro verle con esas pintas metaleras e ir a ofrecerle un cigarro y que dijera ''no, no fumo''... te descolocaba.
Empezamos a salir y al poco tiempo nos fuimos a vivir juntos. Allí fue cuando dejé de fumar.
Estarás pensando...oohh..qué bonito, dejó de fumar por amor... emm..sí y no.
Ante todo lo dejé por mí, pero no te voy a negar que dejar de fumar si tu pareja no fuma y te apoya es más fácil. La cosa fue que cuando empecé, yo todavía estaba viviendo con una amiga, y ella sí fumaba. Pero empecemos por el principio:
Todavía recuerdo como si fuera ayer cuando tomé la decisión. No fue algo premeditado o que pensara ''tal día voy a dejar de fumar porque es el día que se estrenó la película Psicosis hace 49 años.'' NO. Simplemente me dolía la garganta, probé a fumarme un cigarrillo y noté que mi cuello gritaba silenciosamente 'socorro'.
''No te preocupes, cuello... hoy no no voy a fumar y te daré una tregua''. Al día siguiente pensé ''¿y si hoy tampoco fumo?..a ver cuántos días puedo aguantar''.
Siempre me quedaba el consuelo de que, como no se lo había dicho a nadie, no pasaba nada si no podía conseguirlo.
Cuando pasaron tres días mi novio me dijo ''hey, hace unos días que no te veo fumar...¿lo estás dejando?'' Pillada. Ahora ya no podía echarme atrás :)
Me puse a investigar por internet y cuanto más veía a gente fumando y explicando sus historias, más ganas me entraban de fumar.
Pero entre toda esa información ''basura'' (digo basura porque en aquel momento no me servía nada), descubrí esta web que me animó como no te puedes llegar a imaginar. Además, te lo explicará todo mil veces mejor de lo que pueda hacerlo yo.
Las dos primeras semanas pasaron bien, estaba animada y con la mente muy positiva porque no me estaba costando tanto como creía. Ahora sé que es porque todavía tenía la nicotina en el cuerpo y el 'mono' no era tan fuerte.
Estaba encantada con lo que había conseguido. Lo que mejor recuerdo y lo que creo que se me quedará en la memoria para siempre, es el primer beso que dí sin tabaco. Fue una pasada. Super dulce... fue totalmente nuevo, como si nunca hubiera besado a nadie antes. Piensa que empecé a fumar a los 13 y mi primer beso fue a los 14...
A partir de la tercera semana empecé a flaquear por momentos, pero repasar la web me ayudaba muchísimo. Esta sección me ayudaba a reafirmarme en mi decisión, y este otro a sentirme mejor cuando volvía a estar convencida de seguir con ello.
Y cada día....caaaaada día me leía ésta otra sección, tantas veces que llegué a aprendérmela de memoria y recitaba como si fuera mi mantra personal (bueno, lo segundo es mentira jaja).
Esa misma semana había un festivalazo y sería el/los primer/os concierto/os que vería sin tabaco.
Lo gracioso fue que había dos amigos más que lo habían dejado más o menos a la vez que yo y, al terminar el día, fui la única que consiguió seguir sin nicotina. Primera prueba conseguida!
Eso me dio un montón de ánimos, saber que podía hacerlo si me lo proponía seriamente. Y, no te lo voy a negar... cuando ves que la gente que se ha apuntado al carro empieza a caer poco a poco te sientes poderoso, casi como un dios de la inspiración y la constancia. Y eso...mola.
El verano se presentó igual de desafiante: tuve problemas familiares bastante estresantes y problemas en el trabajo. Puede que influyera también mi estado de nerviosismo porque, a la mínima salía the devil in me y, como no podía salir a fumar para relajarme, ese estado permanecía más tiempo del que estaba acostumbrada.
Después del verano, cuando pasaron tres meses, mejoré un poco y pasé de tener cuatro momentos de flaqueza al día, a tener sólo uno (de 18 a 21 horas... mi novio puede dar fe de ello porque le pedía que no me hablara ni me dijera nada durante esas horas).
Para mantenerme ocupada, dibujaba y practicaba Photoshop, pero el problema era que, cuando acababa mi ''obra'' necesitaba ese cigarrito de recompensa, así que empezaba de nuevo. El resultado fue un aumento de la productividad de un 200% y unas notas bastante altas en clase.
Ese cigarro era (y sigue siendo, aunque en menor frecuencia, después de tantos años) el que más echo de menos.
La pregunta mamporrera: ¿Engordas si dejas de fumar? Según mi experiencia, no engordas porque dejas de fumar o porque la ansiedad te hace comer más... lo que pasa es que como ahora notas mucho mejor los sabores y los olores, comer se convierte en un placer.
Como te gusta más lo que comes, comes con más gusto y te cuesta más parar. ¿yo engordé? Sí, y aunque en el momento me veía horrible, visto con perspectiva, no había cogido tantos kilos. Así que asegúrate de no abusar de la comida basura o de queso y pasta hasta que aprendas a controlarte ¿no vas a querer evitar el mono de tabaco y además castigarte también por la comida? Todo a su tiempo...ya tienes bastante con una cosa.
El mejor truco es pensar que te acabas de fumar uno.. tendrás que hacer muuucho uso de tu imaginación, pero intenta recordar la sensación que tenías cuando acababas de fumar. Esa sensación es la que tendrás que recrear cuando tengas ganas de fumar. Al fin y al cabo, piensa que, si te fumas sólo una calada, vas a tener que empezar de cero y eso, después de lo que has pasado, es una pu***a.
A lo mejor puedes dejar de fumar por eso, por pereza :P
Pasan los años y cada día la cosa mejora. A estas alturas, puedo decir con orgullo que no he recaído ni una sola vez, que no he dado ninguna calada desde ese 16 de junio del 2009 y que casi es de lo que estoy más orgullosa de haber conseguido en mi vida.
La anécdota después de 5 años es ir al médico a actualizar tu historial y decir ''soy ex-fumadora''-porque siempre, aunque pasen treinta años, me consideraré ex-fumadora- y que el médico te pregunte ''¿desde hace cuánto?'' ''cinco años'' y le quite importancia con un ''ah..bueno..entonces eso ni lo apunto'' (wiiii!)
No sé si mi salud ha mejorado, me sigo cansando cual oso perezoso cuando subo unas escaleras, pero eso es porque no hago NADA de deporte. He notado una mejora bestial en mi piel y sobre todo en mis migrañas. Parece mentira el dolor de cabeza que tenía antes y no sabía de donde me venía. Ahora lo sé. Del tabaco.
Lo que es mi cartera te aseguro que sí ha mejorado.
Odio pensar en el dinero que he tirado a la basura y ahora puedo permitirme un capricho cuando lo quiero y no tengo remordimientos.
El primer capricho que me dí a mi salud- nunca mejor dicho- fue un buen kit de maquillaje Mac. Para muchas chicas, tener maquillaje de esta marca es una cosa básica, pero para mí era y sigue siendo un capricho. En fin, que me lo compré para sentirme más guapa y darme una recompensa por todo el esfuerzo. Soy cuquísima.
Pero lo mejor de todo es saber que ya no dependes del tabaco. Se acabó estar pensando:
- ¿tengo cambio para tabaco o tendré que pedir?
- Es sábado, son las 12 de la noche y sólo me quedan tres cigarros. Tendría que haber salido antes a comprar porque mañana tendré que buscar un bar donde vendan.
- Se acerca el viernes, voy a comprar 4 paquetes por si acaso.
- Si he quedado con mi amiga y no lleva tabaco, tendré que invitar, más vale que cambie de ruta y pare antes a comprar.
- Tengo una comida familiar, eso supone 4 horas sin fumar.
- y un largo etcétera....
Soy FREEE!!!
Como colofón final te diré que sigo guardando de recuerdo mi caja de tabaco casi entera, para que veas que la excusa de ''me acabo esta caja y lo dejo'' no iba conmigo.
Te confieso que cuando la he cogido para hacerle la foto no he podido evitar sacar un cigarro y cogerlo... sigo teniendo la soltura (demasiados años repitiendo el mismo gesto) pero ahora me siento rarísima y...huele fatal jajaja
Mírala... que bonita y qué asquerosa al mismo tiempo jejeje.
Si decides dejar el tabaco o lo estás dejando, puedes escribir tus preguntas o tu experiencia en los comentarios. ¡Tú puedes conseguirlo!
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