Hace un tiempo que cada vez se ve más este color. Yo lo he llevado durante un año y tengo que decir que es genial. Es muy cómodo y bastante fácil de conseguir y mantener.
Foto: Nicole (amorycohete)
1. De rojo a turquesa
Antes de decidirme por el turquesa, tuve que eliminar gran parte del rojo que llevaba. Al principio me daba algo de miedo, porque es un color muy difícil de quitar y no quería que me quedara marrón (rojo+verde=marrón)
Pero por suerte con sólo una aplicación de decolorante se aclaró bastante y decidí probar.
(Haz click aquí para ver este proceso con mis extensiones)
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Este es el resultado de la primera aplicación:
Tinte Directions tono Turqoise
¡Quedó bastante bien! El color es muy intenso y lo suficientemente oscuro como para tapar el rosa que quedaba abajo, pero al lavar el cabello unas cuantas veces noté que quedaron manchas sin decolorar bien y estaban marrón verdoso:
2. Retocar y corregir manchas
Al pasar un mes, cuando tuve que retocar la raíz, decidí decolorar todo el pelo por completo para corregir las manchas que habían quedado.
Siempre intenta tener la base lo más uniforme posible:
Después aplica el tinte y cubre el pelo con papel de film transparente o un gorro de ducha para dejarlo actuar durante un par de horas (yo lo dejé unas 3, pero recuerda que sólo tienes que dejarlo tanto tiempo si es un tinte semi-permanente)
Al hacerlo de éste modo conseguimos un color más intenso y uniforme:
3. Mantener
El turquesa es sorprendentemente fácil. No requiere muchos retoques y el mayor punto a su favor es que, cuando lo lavas, se va apagando pero ¡sigue siendo turquesa! Si tienes una base clara (y no una base irregular como la que tenía yo la primera vez) no se vuelve ni marrón ni verde.
Lo único que puede coger un tono verdoso o amarillo son las raíces cuando empiezan a desteñirse.
